A continuación transcribimos algunos párrafos de la nota de prensa que escribió Don Luis como agradecimiento a la significación del centro con su nombre.
"Nuestro colegio surgió de un retal que sobró al vestir en la barriada al instituto Alfonso X El Sabio y la Escuela de Comercio. La Asociación de Vecinos puso toda la carne en el asador para conseguir que el Estado levantara en aquel pequeño solar una pequeña escuela graduada. [...] Hoy, cuando los centros públicos carecen de aquel ambiente que vosotros supisteis propiciar, sentimos el deseo de poneros como prueba de que existe solución: estrecha colaboración de padres y maestros. Seguro de que merece la pena este reconocimiento."
Un fuerte abrazo a todos.
Luis Costa
Murcia
LA HISTORIA DE UN NOMBRE: CEIP LUIS COSTA
Luis Costa nace en Alcantarilla (Murcia) el 1 de marzo de 1916.
Con motivo de la realización de esta tarea, tras conversación telefónica con Don Luis, hemos recibido una serie de testimonios gráficos y escritos sobre la historia de nuestro colegio que, hasta el año de su jubilación en 1983 a los 67 años, ha sido la suya propia pues, en el mismo año de su jubilación se le impuso su nombre al colegio que pasó a llamarse Colegio Público Luis Costa-Vista Alegre.
CARTA DE DON LUIS COSTA A NUESTRO COLEGIO
Murcia, diciembre de 2011
Mis queridos compañeros y compañeras del “Colegio Luis Costa”:
Respondo con mucho gusto a vuestra petición de información referente al inicio de nuestro colegio en la Barriada de Vista Alegre. Y de mi vida profesional.
El colegio tuvo su origen en la preocupación de la Asociación de Vecinos del barrio. Se habían construido los edificios para el Instituto Alfonso X el Sabio y la Escuela de Comercio y había sobrado un pequeño terreno. La asociación consiguió que se construyera allí el nuevo colegio que, como no podía ser de otro modo, nació pequeño.
Era un colegio para solo cuatro secciones, con todas las carencias que se puedan imaginas. No obstante, iniciamos nuestra actividad docente con el coraje que era necesario y la esperanza de lograr superarlas en lo posible. Y la verdad es que lo logramos en gran parte.
Yo traté de evitar que se me nombrara director, pero no pude evitarlo. Además de dar clase en la Academia Herma del barrio del Carmen, asistir a estudios de Psicología en la Universidad, formar parte del equipo que estaba escribiendo los libros de EGB que nos había encargado la editorial Hijos de Santiago Rodríguez y de ayudar a mis nietos en sus estudios, fui designado director.
Pero pronto advertí que allí no hacía falta un director, que todos íbamos a actuar como directores: los maestros que allí habíamos llegado estábamos dispuestos a luchar para que el que ya era nuestro centro lograra contar, por lo menos, con las mínimas condiciones necesarias. Si grandes eran las dificultades, mayores eran nuestras voluntades.
El inicio de nuestras gestiones no pudo ser más original y prometedor. Casualmente me tropecé con el alcalde Clemente en plena calle y lo abordé. Le dije que era el director del Colegio Vista Alegre y le conté nuestras necesidades. Me acogió con extrema amabilidad y me citó para la mañana siguiente en el Ayuntamiento. Cuando acudí a la cita, llamó a los funcionarios que podían contribuir a la solución de los problemas de nuestro colegio e inmediatamente se inició el que iba a ser un largo camino para solucionarlos. Algo, no poco, se consiguió. Todos contribuimos al éxito de nuestro propósito, sin detrimento de la atención a los alumnos.
Las innumerables molestias que las carencias del centro tenían eran superadas por la excelente disposición de los maestros y maestras, y también de los padres de los alumnos. Se establecieron turnos de mañana y de tarde hasta que logramos la ampliación del enano centro. Con una excelente plantilla de maestros con excelente y acreditada preparación para el ejercicio de la docencia, como allí se encontraba, teníamos la esperanza de conseguir nuestro común propósito de que se pudiera cursar la EGB por completo. Y entre todos, sin excepción, lo conseguimos. Fue el trabajo armonizado de muchos actores. Hubo que vencer muchas resistencias, pero también tuvimos bastantes apoyos que sería demasiado largo enumerar. Y maestros y maestras cada uno en sus faenas sin desmayar y, por cierto, con bastante éxito.
Conseguido nuestro propósito, estaba a punto de iniciarse el nuevo curso escolar. Parecía que las nuevas aulas que se estaban construyendo no estarían terminadas para su inicio. Entonces ocurrió un hecho, verdadero broche de oro de aquellas gestiones. Nos reunimos con el presidente de la Asociación de Vecinos, el constructor que había ofrecido el terreno necesario para la ampliación, el funcionario municipal encargado de los asuntos de enseñanza y el que esto escribe, y ofrecimos a los albañiles que estaban realizando la obra con bastante interés que, si la terminaban a tiempo para el inicio del curso, tendríamos todos juntos una suculenta merienda. Cumplimos lo prometido y pagamos lo prometido de nuestro propio bolsillo.
Siempre a vuestra disposición, vuestro compañero Luis Costa.
Luis Costa, con motivo de tu jubilación...
Fuiste gran derrochador
de amor.
Diste con sana sapiencia,
ciencia.
Quedado ha de tu función,
formación.
Según esta relación,
lo que a los niños tú has dado,
y bien los has inundado,
de amor, ciencia y formación.
Poema escrito para D. Luis Costa con motivo de su jubilación
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